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A veces tienes que estar alejado de aquellos a los que quieres, pero eso no significa que no los quieras; muchas veces eso te hace quererlos aun más.

martes, 3 de mayo de 2011

bea.

Aconstumbrate a que te tachen de cualquier cosa, de que te critiquen, de que se metan en tu vida. hazte a la idea de que siempre habra gente en tu camino que te hara daño. Metete en la cabeza que unos vienen y se van, y pocos permanecen. Solo hay una manera de sobrevivir y es pensando en ti mismo. Llora las veces que neceites, riete las 24 horas, que nadie sepa cuando lo estas pasando realmente mal, riete de todas esas personas que quieren hacerte daño, aprende de tus errores porque es una manera de saber como actuar la proxima vez, levantate todas las veces que caigas y no cometas el mismo error dos veces. Disfruta de tus amigos, no regales amor sin mas, ni ayudes a quien no se lo merece, se un poco egoista de vez en cuando. Diviertete con todo aquello que te resulta dificil y lucha por algo hasta que lo consigas, porque si lo quieres lo tendras. No te hundas y no permitas que alguien lo haga. Rompe las reglas, y pasalo bien. Disfruta de la vida, no tengas envidia de nadie y haz que la tengan de ti. Haz que te recuerden, deja huella, deja marca. No pienses, actua. no planees tus dias, deja que todo surga, que pase lo que tenga que pasar. Sientete especial, valorate a ti mismo. Enamorate de quien debes, ten aventuras con quien no debes pero disfruta con quien mas te gusta hacerlo. Ten orgullo, pero tragatelo cuando sea necesario. Que si tu quieres la vida puede ser maravillosa, que tienes que sufrir para luego ser feliz, que tienes que llorar para luego reir, pero todo tiene una recompensa. Todo puede ir genial, solo si tu quieres. Comete el mundo, yo estoy en ello.

miércoles, 27 de abril de 2011

moccia.

Federico Moccia (Roma, 1963) se ha convertido en el gran fenómeno editorial italiano de los últimos años con más de tres millones de libros vendidos. Un episodio que aparece en la segunda novela de Moccia, Tengo ganas de ti, en el que los protagonistas sellan su amor colgando un candado en el Ponte Milvio de Roma, ha sido imitado por miles de italianos y ha hecho peligrar la estructura del puente.
Moccia ha trabajado como escenógrafo en el cine y como guionista de televisión. Es autor de Perdona si te llamo amor (Planeta, 2008), A tres metros sobre el cielo (Planeta, 2008) y Tengo ganas de ti (Planeta, 2009). De todas ellas se ha hecho la versión cinematográfica en Italia.
Moccia respondió a una entrevista a propósito de su nueva novela. En Perdona pero quiero casarme contigo los problemas acechan a sus protagonistas, Niki y Alex.

En palabras del escritor, "Son una pareja feliz que atraviesa una época de crisis. He querido tratar con profundidad los miedos que surgen ante una propuesta de matrimonio. Todo tiene un por qué. A veces alguien dice que sí por miedo a decir que no, y otras veces no son capaces de decirlo por miedo a equivocarse. También me interesaba que la historia continuase, porque así los personajes ya resultaban cercanos".
¿Acaso el miedo es un factor determinante en esa crisis? "Conozco a parejas -dice Moccia en la misma entrevista- que han estado juntas siete años y luego se han casado y después de hacerlo, se han separado. Si hay miedo, tienes que superarlo. Muchas veces el miedo está dentro de uno mismo, por nuestras propias inseguridades, y eso también hay que cambiarlo, para sentirte bien y hacer que una relación funcione. Es mejor vivir la vida y meter la mata que no vivirla".
"Mis historias -añade- tienen emoción o son divertidas; otras veces emocionan, y es bonito emocionarse y llorar. Es liberador demostrar lo que sientes. Si mis libros han causado sensación, me hace sentir que quien los lea los ha comprendido, que los han vivido y sentido. Es como cuando vas al cine y te emocionas".
En Perdona pero quiero casarme contigo (Planeta) continúa la acción de Perdona si te llamo amor. Esta última, una deliciosa novela sobre el poder del amor ambientada en las románticas calles de Roma, alcanzó ventas millonarias, y ha pasado a ser un verdadero punto de referencia para varias generaciones de nuevos lectores, que se ven reflejados en la autenticidad de su historia.
Moccia nos presentaba en Perdona si te llamo amor a Niki, una joven madura y responsable que cursa su último año de secundaria. Alessandro es un exitoso publicista de 37 años a quien acaba de dejar su novia de toda la vida.
A pesar de los 20 años de diferencia que hay entre ambos y del abismo generacional que los separa, Niki y Alessandro se enamorarán locamente y vivirán una apasionada historia de amor en contra de todas las convenciones y prejuicios sociales.
Ahora esa historia de amor continúa en Perdona pero quiero casarme contigo. Federico Moccia es uno de los fenómenos editoriales más asombrosos de los últimos tiempos. Sus tres novelas se han convertido en referente indiscutible para el público joven italiano, que se ha visto reflejado en las historias y ha sentido su autenticidad, la conexión que guardan con la realidad social del momento.
Roma tiene ya la "ruta Moccia", las frases de sus libros se escriben en las paredes de la ciudad y, como sucede con los protagonistas de su segunda novela, miles de jóvenes italianos sellan su amor atando un candado en las farolas del puente Milvio.
La historia del éxito de Federico Moccia constituye en sí misma una novela. Su primera obra, A tres metros sobre el cielo, fue rechazada por todas las editoriales hasta que él mismo la publicó. Los dos mil ejemplares que sacó se vendieron rápidamente y la obra sobrevivió en fotocopias durante ocho años hasta que, por mera casualidad, una de esas copias cayó en manos de un director de cine que se dio cuenta de su potencial para conectar con la juventud.
Sinopsis
Alex y Niki están más enamorados que nunca, acaban de volver del faro de la isla de Blu, donde han vivido días inolvidables.
Niki se reencuentra con sus amigas, pero el grupo de las Ondas deberá afrontar grandes cambios que pondrán a prueba su amistad.
Alex retoma su vida de siempre, sus viejos amigos. Ellos, Flavio, Enrico y Pietro han pasado de ser maridos serenos y seguros a tener que afrontar muchas dificultades que han puesto en peligro sus matrimonios.
Y ahora todas estas personas, hombres y mujeres de diferentes edades, cada uno a su manera se encuentran para reflexionar sobre el amor. Pues, ¿existe el amor? ¿Es cierta la crisis del séptimo año? ¿Tienen razón los que dicen que un amor no puede durar más de tres años? Y después, la pregunta más difícil: ¿un amor puede durar para siempre?




 Y comprender que tal vez amar es otra cosa. Es sentirse ligeros y libres. Es saber que no pretendes apropiarte del corazón de otro, que no es tuyo, que no te toca por contrato. Debes merecerlo cada día. Eres consciente de que hay respuestas que quizá deban cambiarse. A veces es preciso partir para volver a encontrar el camino.

b.

He cometido muchos errores. He llorado por quien no debía y he reído con falsas amistades. He tropezado dos veces con la misma piedra y cuando pensaba que ya no lo haría más me empujaron y caí estampada con la tercera. He perdonado mucho, hasta que me tomaron por tonta. He callado te quieros, que por miedo o por inseguridad se quedaron en el aire, y he regalado te quieros simplemente por cumplir. Ha habido veces que me he despertado con ganas de comerme el mundo y otras que parece que el mundo me comía a mí. He gritado con fuerza pero mi voz nunca salía. He callado verdades por no hacer daño. He salido sin ganas de fiesta y he vuelto con los tacones rotos de tanto bailar. He pasado por fases: he sido una niñata inmadura e insensible y he madurado a base de palos. He creído en lo imposible hasta que se destrozaron mis metas. He abrazado a la persona que pensé que nunca me haría daño y me dado cuenta de que esa persona no se merecía ni el roce de mi piel. He besado con dulzura, he besado con pasión. Ha habido días que me sentía preciosa y otros que no quería ni mirarme al espejo. He disfrutado de pequeños detalles y he aprendido poco a poco en qué consiste la vida.
Y sabes qué?: El mundo me la come

martes, 19 de abril de 2011

el amor y otras cosas imposibles.

Emilia (Natalie Portman) es una licenciada en Derecho por la Universidad de Harvard que se acaba de casar con Jack (Scott Cohen, The Understudy),un importante abogado neoyorquino que era su jefe (y que estaba casado) cuando ella empezó a trabajar en su bufete. Desgraciadamente, la vida de Emilia da un vuelco inesperado cuando Jack y ella pierden a su hija recién nacida. Emilia se esfuerza, a pesar de su duelo, por conectar con su nuevo hijastro William (Charlie Tahan, Soy leyenda), pero le cuesta entenderse con el precoz niño. También está intentando superar un prolongado distanciamiento en la relación con su padre debido a la infidelidad de él. Pero probablemente lo más difícil para Emilia sea lidiar con las constantes intromisiones de la celosa y furiosa ex-mujer de su marido, Carolyn (Lisa Kudrow, «Friends», Una terapia peligrosa).

Sin embargo, su divertido y en ocasiones entrañable tira y afloja con William ayuda a Emilia a abrir su corazón. ¿Redescubrirá su propia capacidad de amar a tiempo de salvar su maltrecho matrimonio, tender lazos con sus padres y construir una familia con los restos del naufragio? Esta cinta pretende demuestrar que, en una empresa como el amor, nada es imposible…

http://www.youtube.com/watch?v=K_-D3pxNrtw

lunes, 11 de abril de 2011

sin pensar en los que pasara despues.

Piensas y corres, corres sin rumbo buscando una sola razón convincente que te obligue a pararte... queremos volar antes de tiempo, correr cuando no debemos y experimentar sin control, pero necesitamos la madurez necesaria para poder salir al circo que hay fuera y al menos intentar saltar obstáculos sin derremar ni una sola lágrima. A veces sentimos que llegamos al cielo y lo podemos rozar con la llema de nuestros dedos, pero hay que tener cuidado si no quieres romperte todos los huesos de tu cuerpo, al caer contra el asfalto. No todo acaba como empieza, podemos sentirnos mejor que nunca pero ya habra algo que te quite la ilusión y otras muchas que te la devuelvan de golpe. Salir de fiesta y sentir como poco a poco se te sube la adrenalina y explotar de emoción, cual loca. Una sonrisa de oreja a oreja a veces es la medicina perfecta para sentirte mejor, pero otras veces es el mayor gesto de hipocresia contigo mismo. Gritar en lo alto de una montaña, saltar al vacio y no pensar en nada, dejar tu mente en blanco donde solo tu subconsciente hable de ti y te diga quien eres realmente. Cuando tengas tentación de algo, que alguien te coja de la mano y te diga que no lo hagas, que no mereces sufrir, pero es necesario hacerlo.. la mejor enseñanza es la que se aprende de los errores y algunas veces tropezaremos con la misma piedra hasta que nuestros autorreflejos nos lo impida. Al final de tu día saber tantas cosas que podrias escribir un libro con todo lo que has aprendido de los errores y momentos dificiles pero sin embargo sentirte orgulloso de aquello, disfrutar de la vida y soñar cuando sea necesario porque no te gusta tu realidad. Dejarte caer sobre la cama y esperar que sorpresa te traerá el futuro con la certeza de que lo puedas afrontar.

jueves, 7 de abril de 2011

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A todos nos gusta pensar que el mundo se acaba con nosotros.
Lo cierto es que nuestros conocidos, nuestros amigos y seres queridos nos sobreviven, y a través de ellos tambien nosotros.
No se trata de lo que tenias, sino de lo que diste.
No de lo que parecias, sino de lo que fuiste.
Y no se trata unicamente de ser recordado, sino de dar a los demás una buena razón para que te recuerden.

Lyz Taylor.

Algunos actores adolescentes no llegan a más cuando superan su adolescencia. Otros logran alargar su carrera como intérpretes secundarios. Unos pocos, muy pocos, conservan su estatus de estrella. Y solo una fue leyenda: Elizabeth Taylor, cuya sola mención empuja a los cinéfilos a rememorar el Hollywood clásico, la belleza inmortal, fiestas sin fin, inmensas resacas, múltiples joyas, diamantes gigantes, y, sobre todo, décadas y décadas de clase y talento.
Porque más allá de sus ojos violetas, más allá de sus siete maridos y ocho matrimonios (con Richard Burton repitió), Taylor ha sido una muy buena actriz, que recibió dos Oscar, por Una mujer marcada y ¿Quién teme a Virginia Wolf? Tras siete décadas de carrera y 50 películas, unos se quedarán con su físico, otros con su talento. Para los primeros, Taylor ha fallecido hoy en Los Ángeles, en el hospital Cedars-Sinai, por insuficiencia cardiaca. Su belleza escondía una salud frágil: fue operada en más de 20 ocasiones, era diabética y luchó y derrotó a un tumor. La espalda, las caderas, un cáncer de piel... Nunca perdió su sonrisa. Para los amantes del cine, seguirá en todas y cada una de sus película: desde Mujercitas a Cleopatra, desde La gata sobre el tejado de zinc a Gigante, de El árbol de la vida a De repente, el último verano, de La mujer indomable a Un lugar en el sol.
Taylor nació en Londres el 27 de febrero de 1932, aunque era hija de dos estadounidenses. Su padre, tratante de arte, había abierto una galería en la capital británica; su madre, actriz, se retiró de los escenarios tras su nacimiento. Cuando en 1939 creció el ambiente prebélico en Europa, los Taylor regresaron a EE UU, pero en lugar de a su Misuri oriundo, se asentaron en Los Ángeles. El detalle es fundamental en la vida de la actriz, porque un amigo de la familia advirtió su belleza y decidió presentar una prueba de cámara a Universal. En el estudio la contrataron y así debutó en el cine con There's one born every minute... antes de que Universal la dejara ir y fichara por MGM.
Metro-Goldwyn-Mayer fue su casa durante años. Primero rodó La cadena invisible (1943) y firmó por un año. Luego hizo dos pequeños personajes antes de que protagonizara Fuego de juventud en 1944 con Mickey Rooney. En MGM le cambiaron las condiciones laborales y su contrato se convirtió en uno de larga duración y la elevaba a la categoría de estrella.
Así rodó y rodó constantemente: El coraje de Lassie, Recursos de mujer, Mujercitas, El padre de la novia, El padre es abuelo... Creció en pantalla delante de todo el mundo, se convirtió en una chica bellísima y siguió trabajando en la década de los cincuenta: Un lugar en el sol ("Es la primera vez que me consideré actriz", decía Taylor de un título al que tenía especial cariño porque en su rodaje conoció a uno de sus mejores amigos, Montgomery Clift) , Ivanhoe, Quo vadis, La senda de los elefantes, Beau Brummell y La última vez que vi París, que rodó con 22 años.
En ese momento, ya casada por segunda vez, llega Gigante, con James Dean, que nunca vio finalizada la película, porque murió en un accidente de coche. Son los años de sus grandes títulos y terremotos vitales. Con 23 años se enamoró de Michael Todd, de 47. Décadas después Taylor aún recordaba cómo la conquistó a base de labia y de insistencia, y cómo un día el productor tenía que pagar 240.000 dólares en nóminas, tenía sólo la mitad en el banco y aún así le compró un inmenso anillo de compromiso. Todd solo hizo una película, La vuelta al mundo en 80 días, pensada inicialmente para vender su propio sistema de proyección (Todd-AO), y convertida finalmente en un título emblemático por la cantidad de estrellas. Ganó el Oscar a la mejor película. De camino a Nueva York, donde iba a recoger el premio al Empresario de espectáculos del año concedido por la Asociación Nacional de Propietarios Teatrales, el avión de Todd, bautizado como The lucky Liz, se estrelló en Nuevo México el 22 de marzo de 1958. Taylor estaba rodando La gata sobre el tejado de zinc (su segunda candidatura al Oscar) con Paul Newman, y tenía una niña recién nacida.
La actriz se refugió en el trabajo con De repente, el último verano, y en los brazos del cantante Eddie Fisher, un crooner que estaba casado con Debbie Reynolds, la mejor amiga de Taylor. Esa relación provocó sarpullidos entre los guardianes de la moral hollywoodiense y el enfado eterno de Reynolds. MGM le obligó a cumplir su contrato y con su último drama en el estudio, Una mujer marcada (que encima hablaba de infidelidades), obtuvo su primer Oscar. A aquella ceremonia llegó con una cicatriz en el cuello marcado por una traqueotomía.
El escándalo Fisher y la finalización de su contrato la tuvieron tres años en el dique seco hasta Cleopatra, título mítico por su rodaje larguísimo, por el desmelene de su presupuesto, porque Taylor fue la primera actriz que cobró un millón de dólares y porque en esa película conoció a quien sería su quinto (y también sexto) marido: Richard Burton. Juntos vivieron una relación tormentosa y rodaron once películas: además de Cleopatra, Hotel Internacional, ¿Quién teme a Virginia Wolf? (su segundo Oscar), Castillos en la arena, Doctor Faustus, Los comediantes, La mujer indomable, La mujer maldita, Bajo el bosque lácteo, Pacto con el diablo y Divorce his-divorce hers (para televisión), además de un cameo en Ana de los mil días. Burton nunca creyó en la importancia de su talento para la interpretación, pero sí admiraba el de Taylor: en sus cartas la definía como "probablemente la mejor actriz del mundo", poseedora de una "belleza única y extraordinaria". A ella le regaló diamantes y noches locas y de borracheras inmensas. En 1976 se divorciaron por segunda y definitiva vez.
La carrera de Taylor empezó a declinar justo cuando acentuó sus campañas humanitarias. Multiplicó también sus trabajos en televisión, se implicó en la lucha contra el sida -desde la muerte en 1985 de su amigo, el actor Rock Hudson, estuvo al frente de numerosas campañas de recaudación de fondos contra la enfermedad-, y por eso recibió el título de Dama del Imperio Británico por la Reina de Inglaterra en 2000, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1992 y Jean Hersholt de la Academia de Hollywood en 1993. Se casó con el senador John Warner (1976-1982) y con el obrero Larry Fortensky (1991-1996). Y sus últimos trabajos fueron realmente extraños: se dobló a sí misma y puso voz a Maggie Simpson en la serie Los Simpson, apareció en Los Picapiedra (1994) y, finalmente, en 2001, trabajo en 'Esas chicas fabulosas' para televisión, y en la serie God, the devil and Bob. Amiga íntima de Michael Jackson, asistió a su funeral en su último gran acto público el verano de 2009, escondiendo -siempre coqueta- su silla de ruedas, que usaba obligada por la osteoporosis. Desde hace dos meses estaba internada en el hospital y allí celebró su cumpleaños y vio los Oscar. Hoy su agente ha anunciado su fallecimiento y Hollywood ha sufrido el fin de una era.